Hamburgueseando
Hamburgueseando
Domingo a la una o viernes a las ocho, una de las tradiciones más afamadas de los madriles es entrar en una tasca para vinos o una cervecería para una fresca, escuchando desde dentro y a media voz, ¡al fondo hay sitio! y contestar, ¡camarero una cañita! o cuatro si vas en compañía como marcan los cánones del foro, y el mesonero contesta en voz alta, ¡marchando! mientras grita hacia dentro ¡una tapita pa cuatro! ¡oído cocina! se escucha levemente, mientras sirve golpeando en la barra cuatro fresquitas con espuma densa y blanca, y seguidamente, la tan esperada tapita, moneda de cambio que aumenta o disminuye la fama del garito. Y al marchar, ¡...bote!
No hay palabras si repetimos este ritual tres o cuatro veces antes de la cena, tapeando se menta, posiblemente con más compañía que en la primera, compartiendo las anécdotas de la semana y gasto del parné.
El pasado viernes cambiamos las tradiciones, cambiando la tapita por la hamburguesa y las olivas por las chips, la cervecita, esa no, esa no la cambiamos, y tomamos unas cuantas en el centro de Madrid, pero las hamburguesas se hicieron de rogar y el mesonero, se cuenta, que nos recibirá en otra ocasión. Puedo certificar, visto el número de platos que se tomaron los plumillas y por la opinión de algún cercano cliente que prefirió esperarse a la hartura de los primeros, que la tapa estaba espectacular, eso se cuenta, ....y la cuadrilla responde ¡eso algún día lo vamos a ver!
La segunda tasca, en los arrabales, menos gata pero muy afamada entre las bandas de chavales, con terracita de verano incluida, estuvo genial, cervecita, patatas, carne y compañía universal. Un pequeño pero, los barros de las cervezas no eran de calidad de alturas y no se oyó al entrar ¡al fondo hay sitio! Qué se le va a hacer.
2 comentarios
Javier Montalvo -
Estibaliz -