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¡sigue la cuerda! .....

Tardes de domingo

Tardes de domingo

 jesúsmerida 

Miro la fotografía que me ha hecho Jesús, domingo.

Mezclas, dos o tres páginas que disfrutas sin paradas, con mirada vaga al exterior que pierdes en la rama del jardín, mente en blanco y sin querer, te distrae el movimiento del pájaro que vuela y se posa en su larguero, donde frota su pico, y cuelga su silueta, un carbonero piensas espontáneamente o quizás un herrerillo, y descubres poco a poco sus colores, sin definirlo tus pensamientos vuelven a marcharse a otra tarde de domingo, el carbonero en la rama de un árbol del parque, desierto, vacío, diferente a aquellas tardes de verano donde los chavales corren, gritan y el bullicio se reparte, esta tarde la alameda está vacía, callada, fría. 

Al fondo, rueda una pelota de aquellas de cuero cosido, unos críos cruzan entre los setos y la sotana de un cura sale de una puerta, dos mujeres de negro cogidas del brazo suben las escaleras, un hombre con garrota y su perro al otro lado,  y sin darte cuenta el cura ya no está, y se escucha a los niños al fondo, pero no los ves, hace frío y recuerdas aquellas tardes, con bufanda y guantes de lana, las tardes de futbolín en los billares y después en un banco, abrigado con olor a tabaco adolescente, cuando aguantabas el frío hasta la hora de vuelta con el afán de acompañar a esa amiga a su portal, o alargabas la tarde hablando entre amigos, cómplices de fábulas o sueños, la luz de la farola débil sustituye poco a poco la del sol, que se va perdiendo con un color cálido, pero vuelves a perder el horizonte y rehúyes del recuerdo, para bajar tus ojos al libro. Abandonas el seto, los niños, el perro y los sueños, y lees, sin moverte, sin despistes, hasta donde te lleve la inercia.

Descansando los ojos los retiras del papel, hojeas el libro con los dedos, y vuelves a producir recuerdos, escenas pasadas que te satisfacen, sabores, colores, ambientes, no lo fuerzas, tu distracción crece involuntariamente, y vuelves al libro, te complaces mezclando el tiempo antiguo y el de hoy.

Tu lectura confortable en sintonía con el ambiente, luz y temperatura, calma anidada únicamente en la música de fondo a volumen suave y en aquel viejo sillón bajo la ventana,  hace que las tardes de domingo tengan un olor especial, diferente al resto.

Miro la foto y descubro un perfil, vuelvo a distraerme y veo en ella la lectura de mi padre, lo recuerdo así, abrigado, con un libro entre sus manos con las piernas cruzadas,  largas horas mezclando sueños, lecturas y tiempos de ayer y de hoy, muchas tardes tranquilas de sofá.  Me complace con cariño descubrirlo en mi imagen.

Las tardes de domingo transmiten grandes dosis de recuerdos gracias a la tranquilidad que producen.

Jesús creó la imagen, la luz. Yo me limito a recordar, y a leer.

Si quieres ver la foto en detalle y otras de Jesús entra en el siguiente enlace: http://jesusmerida.blogspot.com/2012/02/el-escritor.html

2 comentarios

Javier Montalvo -

Para mi también es agradable colaborar en tu trabajo y aprendo poco a poco de él. Hcaes grandes logros con la cámara, yo sí que lo admiro. Gracias a ti.

Jesus -

Has conseguido a pesar de la premura una gran descripción del momento. Un momento presente agradable para ti y para mi estando en buena compañías. Felicidades Javier. Admiro como escribes. Un fuerte abrazo