Blogia
¡sigue la cuerda! .....

En el ocaso

Sin embargo ahora, mientras alcanzaba con la mano aquellas reinetas amarillas, cubiertas de caramelo encarnado y brillante que portaba aquel arlequín inesperado, pensaba en aquellos tiempos y mirándose a los ojos vidriosos, se preguntaba cuando volverían a ver un tío vivo en marcha fuera del aquel edificio frío.

Mientras el almíbar endulzaba sus labios, como el amor y la compañía lo habían hecho antes con su vida, no le preocupaba que entre las paredes blancas del hospital no se adivinara ninguno, ni se escuchara su música. Aún restaba tiempo para disfrutar del recuerdo y la esperanza de una caricia. Seguro.

Microrrelato publicado en Las Dos Castillas (14/12/2015)

0 comentarios