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¡sigue la cuerda! .....

El rincón del sillón

TOKONOMA

TOKONOMA

 

Tokonoma, es el nombre que recibe una pequeña alcoba en una casa tradicional japonesa en la que se expone desde tiempos inmemoriales una serie de elementos relacionados con sus creencias, rituales o ceremonias religiosas. Esta estética y forma de exponer objetos, no solo relacionados con la creencias o rituales, sino también con el arte, se extendió a la exposición del bonsái. Con ello, se expresa los sentimientos del artista y da recibimiento, de forma tan particular, al visitante de la casa y en muchas ocasiones varía de composición cada día, cambiando sus componentes.

Esta mañana cuando he salido al jardín de casa he recordado ¡hoy hago yo el Tokonoma! No me había acordado en toda la semana. Muchas veces he pensado proponer a Carlos hacerlo, pero por no interrumpir su estructura de clase, a pesar de que nos lo ha ofrecido en otras ocasiones y por dejar a los que ahora les toca por el curso, no me he atrevido, así que aprovecho la oportunidad para agradecer su propuesta a los veteranos.

Y efectivamente, no sin pudor he decido exponer de esta forma, para contar una pequeña historia personal, muy personal, y pido disculpas por ello. Es una historia en homenaje a un lugar muy especial para mi y a la vez homenaje a mis padres, que me está rondando especialmente estos días y quizá, hacerlo y contarlo me ayude.

La historia comienza hace 62 años, cuando mi padre por razones de trabajo, decide comprar una parcela en un pueblo de Guadalajara para construir una casa como segunda residencia donde poder dejar a su familia (mujer y 9 hijos) durante época estival y resto de vacaciones, en vez de en el piso habitual y a la vez, estar cerca de su puesto de trabajo. En verano, él iba y venía desde allí al trabajo en vez de quedarse solo en el piso.

Hace 58 años estrenamos la vivienda y hemos pasado desde entonces, nuestros veranos, pero también Navidades, puentes, fiestas, Semana Santa, fines de semana etc etc y el pueblo se convirtió sin serlo entonces, en nuestro pueblo. Allí nos hemos criado, y hemos pasado mil historias, hemos hecho amigos, hemos pasado celebraciones, fiestas, también sinsabores y tristezas como no podía ser de otra forma. Se convirtió con el tiempo en nuestro sitio de referencia, nuestro lugar más querido.

Recuerdo con siete u ocho años la salida del colegio de los viernes por la tarde, en invierno, mi madre nos recogía en el seiscientos y sin pasar por casa, una mano la cartera de los libros y en la otra el balón de fútbol, rumbo a Sigüenza. Desde entonces nos sentimos todos seguntinos, algunos incluso se casaron con gente de su pandilla seguntina, amigos que conservamos lo han contemplado.

Mi padre murió hace 14 años y mi madre hace 9 y mantuvieron este lugar como patrimonio y unión familiar. Sitio de reunión, aunque ya cada uno tuviéramos nuestras propias familias.

Por razones que no vienen al caso y  con la falta de mis padres, entre los 9 se decidió vender hace unos años y en enero pasado lo hemos hecho. Este sábado voy a despedirme del sitio, de mi casa. Hemos conseguido el objetivo pero perdemos nuestra referencia. Es un sentimiento agridulce.

La casa tiene una buena colección de árboles, cedros, arizónicas, nogales, pinos, ciruelos, tuvo álamos y tilos y hasta un sauce llorón (estos últimos ya no están) y jardinería como diferentes variedades de rosales, aligustres, o durillos longevos de gran valor. Todos con más de 50 años, grandes árboles, pero el más especial y símbolo de la casa es un viejo Prunus cessarifera pisardii, a unos metros de la entrada a la vivienda. Nos ha recibido siempre de mil formas, desnudo, con nieve, en flor, con su hoja púrpura, con fruto, y deshojándose nuevamente para el nuevo invierno. Nos representa, nos acompañaba y a la vez es parte de nosotros, es uno más. Ahora, pensando en nuestra marcha definitiva, me cuesta mucho, ¡Me cuesta un mundo separarme de él!

La piedra representa la tierra, el paisaje de allí, roca caliza, recogida en la misma comarca y las piñas representan el arboreto que creó mi padre y hemos conservado hasta hoy.

Cerramos el círculo con el kakemono con un mensaje de longevidad que representa el cielo donde quiero pensar que ellos velan por nosotros, y seguro que comprenden nuestras razones. Kakemono, piedra y bonsai que representan y unen por el mismo orden como reza la filosofía oriental Cielo, tierra y hombre. Espero que os haya gustado y ruego disculpas a todos por historia tan particular y privada.

En la interpretación pública, aprovecho aquí para agradecer también a los asistentes sus comentarios, los de Carlos siempre acertados y didácticos y los de mis compañeros. Me dejé en el tintero responder al comentario de Carmen sobre los colores de la maceta y la mesa y aprovecho ahora: ya cuando trasplanté este pruno elegí ese color a propósito, pensando en el color del jardín de mi padre y el pruno es el único del jardín situado en un gran alcorque en una terraza, los demás están libres sobre el terreno, el color claro de la mesa elegido para exponerlo, representa esta terraza.

Me quedo también con otra interpretación de un compañero muy curiosa, el mensaje del kakemono que he elegido, está compuesto casualmente por 11 letras representándonos a cada uno de nosotros y la letra de mayor tamaño, añado yo, por encima como la copa, sería inevitablemente nuestro amigo pisardii.

La luz de Guadalajara

La luz de Guadalajara

javiermontalvo 2022 i-phone

Hacía tiempo que no venía, el campo de aquí cambia de color con cada hora y en cada estación, sol tenue de agosto aunque luminoso al amanecer que te permite pasear en soledad sin resistencia, gastando solamente el tiempo. Creciendo el levante con fuerza se añaden al día los rayos del sol y su energía, hasta encontrar el clímax de intensidad, la luz es la protagonista con el sol en la bóveda e impetuoso calor en el suelo, vehemente e impertinente que te exige la parada.

Con el descenso, todo cambia, lento con la tarde y precipitándose al ocaso, habrá variaciones según el cielo, de raso a totalmente cubierto, pasando por todas las pinceladas de nubes claras o espesas que dan a las tardes una paleta variada de color, de azules a rosas, rojos y violetas, no hay repetición variando todos los días, si eres paciente, encontrarás el cuadro que sueñas con el atardecer que esperas alcanzando también el momento culminante, ahora eres tú el protagonista.

El Rey pequeño.

El Rey pequeño.

javiermontalvo -  i-phone

Escribí en redes esta nota sobre esta gran novela de Antonio Pérez Henares. Ayer lo recordé al prestarle el libro a una gran amiga, dándome cuenta que deberia estar aquí y no en las redes,  entre mis notas de El rincón del sillón. Sirva también de recuerdo a Guillermo que nos dejó este año.


Termino aquí, en Ayamonte, precisamente tierra perteneciente al imperio almohade en la segunda mitad del siglo XII, esta fantástica y familiar novela histórica de D. Antonio Perez Henares. Aventuras y desventuras de Alfonso VIII de Castilla, contada con atrayente escritura.

Fantástica por los hechos relatados con rigor y gusto, reunidos con un hilo conductor que nos hace recorrer nuestra geografía en tan importantes hechos como las defensas de Toledo o las conquistas de Cuenca, o las batallas, la derrota castellana de Alarcos o la triunfante de Las Navas, o conquistas y disputas protagonizadas por los reyes castellanos, portugueses, leoneses, navarros, aragoneses y los almorávides y califas almohades, que de todo hubo.

Familiar, porque gran parte de su relato se desarrolla en mi querida Guadalajara, encontrando relatos y descripciones de la propia capital alcarreña, Atienza de donde es rescatado el rey cuando es niño en favor de los castellanos, Sigüenza, de la que se cuentan sus orígenes fomentados por Alfonso VII el Emperador, abuelo del Rey Pequeño e incluso de la construcción de la catedral, así como de otros alrededores que me unen a mi infancia colegial en la ciudad Del Río de las Piedras o a la actual histórica ciudad episcopal y catedralicia, de donde me considero originario al menos a partes iguales con Madrid.

Recomiendo su lectura a todo aquel que le aficione la historia, guste de la buena y ágil prosa y sobretodo, a algunos de mis cercanos, que han convivido y aún lo hacen conmigo en Sigüenza.

El Rey pequeño, lo puso en mis manos Guillermo, mi suegro, como dirían en la propia novela, el de Algora, y tengo que reconocer no menos, que acertó al hacerlo.

(28 de agosto del 2018).

Ramadán

Ramadán

javiermontalvo 2019 - canon 40 D

 

El agua, la vida y la luz,

descansa entre ausencia y la sombra

se seca la piel en penumbra,

más tarde,

se empapa y se alumbra

y a oscuras,

la piel y la carne renacen.

El ciclo del agua y la sombra.

El ciclo de la luz y la sed.

 

Justo hace un año me encontraba en Marrakech y en Ramadán. Me habían hablado algunos amigos que lo conocen de primera mano y de tiempo atrás, de lo que significaba y lo que podía encontrarme y llegar a ver. Tengo que reconocer que causó un golpe cultural en mi, ya que no solo era testigo en primera persona sino que estaba, aunque sin practicar, dentro de la escena. En tan mágica ciudad, escribí varias notas aquella semana; esta es una de ellas.  

Día de la Madre

Día de la Madre

 

Disfrutad, en nuestra generación, es un bien escaso!!! Los que ya no las tenemos, las conservamos en el corazón, lugar del que nunca ya podrán salir, estarán allí para la eternidad. Suerte de tenerlas, los que aún las conserváis, porque no hay amor más grande que el de una madre hacia sus hijos, hacia sus nietos, un beso enorme a todas las presentes y a las ausentes, todas fueron grandes y aún más, siguen siéndolo, un aplauso sentido y cariñoso desde los que no lo somos, desde la admiración a todas las que también lo sois, porque es la figura más grande que ha dado la naturaleza, y por ende la sociedad humana. Enhorabuena a todas!!!

La fotografía se realizó al cielo de Madrid, fenómeno extraño posiblemente un guiño, desde el Cementerio de la Almudena, durante el entierro de mi madre. Autor, un Montalvo, no sé cuál de todos. 22/05/2015.

MAÑANA SIEMPRE ES TARDE

En estos días de sinsentido, críticos para la humanidad, he recordado a uno de mis profesores, que no solo nos enseñaba bioquímica de manera tan didáctica como eficaz. Nos enseñaba a la vez de tan especialista disciplina conjugando otras mucho más amplias en plena clase universitaria de ciencias, ética, civismo, solidaridad, desarrollo tecnológico, medio ambiente y economía entre otras.

Hablando de ciencia y sociedad del futuro (de plena actualidad hoy):

"Si el hombre es capaz todavía de utilizar los medios a su alcance con sabiduría, el futuro no será una fatalidad, sino una consecuencia, porque el hombre es autor, debe ser autor de su futuro, y el futuro debe ser en buena medida invento del hombre; es decir, el hombre debe configurar, gracias precisamente al dominio del conocimiento, su propio devenir"

Mañana siempre es tarde. Federico Mayor Zaragoza.

TROTAMUNDOS AZUL

TROTAMUNDOS AZUL

javiermontalvo 2019 i-phone

Tenía 9 años recién cumplidos, cuando mi padre decidió cambiarlo por el ya viejito seat seiscientos, mi madre estrenaba un reluciente ochocientos cincuenta especial de lujo, a las puertas de la navidad, color azul. Nuevo coche de familia.

Abandonado literalmente en el garaje de casa, con un funcionamiento muy deficiente sin haber pasado revisiones recientes ni reparaciones y después de pasar por las manos de tres de mis hermanos principalmente y las evidentes de mi madre originales, diecisiete años más tarde de aquella navidad llegó a las mías. Había sido un señor coche, el máximo de su categoría pese a su modestia y fue, poco a poco degradado y sustituido por alternativas mejores. 

Acababan las vacaciones de Semana Santa y con semejante cabalgadura me animé a volver a Madrid y rescatarle de su encierro, como si se tratara de una etapa del Dakar, no en vano tuve que parar dos o tres veces a echar agua para que no se calentara y llegar a destino, varias horas duró una etapa que podías hacer entonces en coche en una hora larga, como mucho, una y media. Pero allí estábamos, comenzaba una nueva etapa de mi vida.

Recuerdo que volvimos en grúa más de una vez desde la facultad y con mis pocos recursos fui poco a poco manteniendo su funcionamiento, tuve  que pasar o al menos intentarlo, la ITV donde nos tiraron por todos los lados, hasta el recreo nos suspendieron, intermitentes, dirección, luces traseras, alguna delantera, luces de freno, agua del limpia, frenos, limpiaparabrisas, freno de mano,  alguna ventanilla, claxon, neumáticos y alguna más que seguro me dejo en el tintero. No funcionaba nada como Dios manda, pero andar, lo que se dice andar, andaba, y tenía sus funciones algo rudimentarias para poder moverte por ciudad, y alguna menos importante, recuerdo que si accionabas la goma del limpia, una pera de vacío que tenían los seat, en vez de salir el agua por el cristal te mojabas los pies o el freno de mano era de adorno, se ponía una marcha cuando aparcabas y listo. 

En segunda convocatoria y tras haber recaudado por varios frentes, no sin gran esfuerzo, orgulloso y feliz de mis avances y con todo reparado me dispuse a pasar la dichosa prueba; eso o al desguace, y no estaba dispuesto. 

Y fue después de haber encendido, apagado, frenado, girado y dos mil testeos más, hoy mi buena mujer por lógica convivencia y aquel buen hombre del centro de inspección, son los dos seres humanos que más han sufrido en esta vida lo pesado e insistente que puedo llegar a ser cuando me marco un objetivo, al comentarle por activa y por pasiva que el claxon no funcionaba y que no iba a hacerlo más, ¡qué más quería! el coche no era el mismo que había visto un mes antes, no había tenido más remedio que dejarlo inoperativo por razones presupuestarias y tras una hora rogando, argumentando la prohibición en ciudad de su uso y no sé cuántas pamplinas más que me había preparado o nacidas de la mera inspiración y descaro, ante los ojos y cara de asombro de aquel pobre, conseguí que nos validara y antes de que se arrepintiera, puse pies en polvorosa en cuanto pegó aquel bendito sello en la ficha técnica de mi compañero azul. 

Dispuestos a volver a Madrid, unos minutos más tarde y siendo el tío más feliz de España, pasé a comprar unos sándwich en la cantina de la estación de tren de Guadalajara para volver comiendo mientras condujera, recurso económico que recordaba de mi infancia en aquella ciudad y que supongo, me había enseñado mi madre, cuando esperando que un furgón de la policia, “la madera”, se apartara para poder aparcar en el patio de la estación, solo tuve tiempo para tocar el claxon, al ver la luz blanca de marcha atrás, pulsando rápido con unos reflejos dignos de admiración en el centro del volante...

Después del trastazo que me dio aquel furgón al meter marcha atrás sin verme y que me rompió faro y no sé cuántas cosas más del frontal de mi coche, me quedé sin respuesta mirando al cielo a la pregunta de aquel madero, que me decía, “¡chaval! ¿por qué no has tocado el claxon?”. Si yo le contara... pensaba. 

Nos hicimos inseparables y no pocas aventuras y travesías compartimos durante dos años y medio, desde segundo de carrera en aquella Semana Santa hasta ya finalizado cuarto curso, pero estas son motivo de otro capítulo. 

Una tarde de domingo, su corazón decidió no marchar más, nos quedamos en tres cilindros, partió una biela en la M-30 y nos costó salir de allí subiendo la cuesta del puente hasta Arturo Soria. Había pasado junto a él diecinueve años y pico, con mi madre, con mis hermanos y finalmente me había acompañado en los dos valiosos y más intensos últimos. ¡Adiós, amigo! 

En homenaje a mis padres, en vísperas del día de su aniversario, siete de julio San Fermín,  allá donde estéis y en recuerdo de aquel trotamundos azul que estrenó ella y heredé yo muchos kilómetros después.

AL LIMITE DE VIDA

Ya tengo los pies fríos, la tripa de mármol dolorida, el temor emocional y la espalda desnuda, me penetran y palpan, pierdo la dignidad ante ellos, siento el dolor inhumano, me desmayo perdiendo mi aliento, intento resistir, no tengo ya más fuerzas, me abandono hasta que sus gritos me despiertan, respiro y fuerzo el último empuje descomunal, otro aún más intenso, grito impotente, el sudor me empapa y acabo  llegando al clímax, siento silencio y mi cuerpo ingrávido que esperaba la luz casi alcanza la muerte y una fría soledad, cuando me reconforta un llanto y el calor infinito del amor en mi regazo.

Relato presentado a Relatos en Cadena en el programa La Ventana. Concurso de microrrelatos de la Cadena SER. 3/06/2019

FELIZ AÑO NUEVO

 

Entre velo y velo...nuevamente en este punto, cuántas aventuras del año que termina, guardamos en el rincón de los recuerdos, tapadas con un velo encima del que ya terminó hace doce meses. Todos, unos tras otros, perfectamente ordenados, cuesta a veces llegar al fondo del cajón, sin alborotar los más recientes. Cuesta a veces encontrar los más antiguos.

Hay que ser cuidadoso para no desordenarlos y levantar con mimo, hasta alcanzar el el que queremos para una vez desempolvado y a veces compartido, volverlo a colocar en su sitio, como la manos que guardan cuidadosamente un ajuar lavado y recién planchado. Los recuerdos guardan el mismo olor a ropa limpia y doblada.

Hoy podríamos rebuscar entre todos los del año, fáciles de selecionar por recientes,  podría buscar de muy diversa índole o significado, tristes, alegres, emotivos, preocupantes, divertidos...pero quiero elegir solo uno. Antes de guardarlos, dejo aquí una de las telas de este año, de muy diversas clases de hilo, bordada en la primavera pasada y que personalmente siento como una de las más emotivas del año, si no la que más. Nos juntamos cinco coros diversos a propuesta de la fundación Gmp, dirigidos por Ramón Torrelledó, para dar con ilusión un cocierto caluroso en colaboración con el público que lo sintió como propio y una orquesta selecionada de chavales no profesionales de gran valor; el motivo del concierto con el que practicamente llenamos el Auditorio Nacional de Madrid, era la ayuda a niños y jóvenes con discapacidad intelectual y con escasos recursos económicos pudieran acceder a tratamientos de Atención Temprana, mejorando en la medida de lo posible su calidad de vida. Aún siento la emoción de aquel momento...los vocales solistas del video pertenecían a este colectivo. Quiero pensar que un granito de arena depositamos para su mejora y bienestar todos juntos, los afortunados que estábamos en las tablas y los que generosamente pagaron para estar en la butaca. 

Segundo motivo, la unión calurosa de la gente gracias a la música.

Ahora solo me queda animar para la búsqueda de telas y paños para el siguiente...FELIZ AÑO NUEVO.

Vine para quedarme… hoy sigo la cuerda…

Vine para quedarme… hoy sigo la cuerda…

 

Cincuenta y cuatro años, media vida, hoy sí se puede decir, empezada ya y nadie sabe cuándo la segunda mitad, aunque siempre predico que fue hoy, hace cuatro años…quién lo sabe, mi espíritu e ilusión cuentan con ello.

Empecé mi andadura en una incubadora de las de entonces y un bautizo hospitalario y exprés antes de que expirara con tan solo unos días, con cambio de nombre a última hora incluido (total, era un pingajillo que no iba a durar mucho) pero a perseverancia heredada genéticamente, no me han ganado muchos y preferí averiguar por mi cuenta, y supongo algún acierto médico y no menos rezos de mi madre, qué me deparaba el destino que llegué al día de reyes enganchado a los tubos, esperando la llegada de los magos que me dejaron, según cuentan, unas cartucheras y unas pistolas tamaño mini, yo había nacido con mil doscientos y pico gramos de peso, aunque algo ya había ganado así me imagino la escala del regalo, no las usé nunca y ni las recuerdo, pero sirvieron de acicate para seguir hacia adelante. Tres semanas contaba de vida y aún no había visto el cielo ni el sol, pero había venido para quedarme.

Desde entonces muchas aventuras y desventuras, consuelos y desconsuelos, alegrías y personas de gran encanto que han dado valor a mi vida, con los que cuento y agradezco desde lo más hondo de mi ser el cruce de caminos y haber tenido la oportunidad de conocerlas; muchas otras historias podrían contarse como todo el que echa la vista atrás, pero hoy me quedo con ellas y con el comienzo de la historia.

….viendo las sendas recorridas y los caminantes que encontramos, a veces tristemente perdidos, me quedo con las buenas gentes, Dios y Machado me lo perdonen por omitir hoy sí, a los pedantones al paño que miran, callan, y piensan que saben, porque no beben el vino de las tabernas.

Son buenas gentes que viven de los que me acuerdo, gracias a todos:

 

Y en todas partes he visto

gentes que danzan o juegan,

cuando pueden, y laboran

sus cuatro palmos de tierra.

 

Nunca, si llegan a un sitio,

preguntan a dónde llegan.

Cuando caminan, cabalgan

a lomos de mula vieja,

 

y no conocen la prisa

ni aun en los días de fiesta.

Donde hay vino, beben vino;

donde no hay vino, agua fresca.

 

Son buenas gentes que viven,

laboran, pasan y sueñan,

y en un día como tantos,

descansan bajo la tierra.

Encerrado en este hospital

Encerrado en este hospital

javiermontalvo 2013 i-phone

Descubro las dos píldoras del día, roja y azul, junto a una desconocida amarilla. 

-          Le harán bien - dijo marchándose.

Enfermera nueva - pensé, tomando la azul, insípida, recordé con nostalgia cómo saboreábamos aquellos caramelos de colores que esperaban los viernes tras sus mostradores de cristal y madera clara. Balines dulces con sabores enfrentados que nos daban la vida.

La roja era amarga, desagradable y de sensación prolongada en boca.

Sin esperanza, tomé la novedosa amarilla, dibujándose en mi cara una sonrisa incontrolada que me forzó a masticarla para encontrar ¡oh!, aquel sabor: ¡azúcar y regaliz!

-          Esta sí me da la vida.

Relato finalista en Concurso de Microrrelatos: II Edición del Festival Pantagruélico de Sigüenza - 2018.

 

Un guiño, una estela

Ha caído en semiparábola, fugazmente cruzando el cielo y dejando una línea brillante, una estela, un destello que se va apagando lentamente desde su origen en el mismo sentido de su recorrido.

No ha hecho ruido, solo es un guiño desde el cielo que me alegra y encoge el corazón al mismo tiempo. Respondo con una sonrisa y continúo pensativo mi camino.

22 de mayo 2018

Compañero

Compañero

javiermontalvo 2017 i-phone

Tres cuartos, toca el reloj de la torre, puntual e impenitente desde hace décadas, sin fallos y de rostro  calizo, recordándome que el tiempo pasa.

Tres cuartos nada más, da igual la hora bajo el árbol de mi infancia escribo y recuerdo, compañero, nos llevamos si quiera algunos meses, no más, viejo y púrpura, marcado con cicatrices de su historia, con las ramas retorcidas, algunas secas o quebradas, me recuerda también que el tiempo pasa. Algunas ramas tendré yo también quebradas.

Celebramos conversaciones y silencios juntos, hemos crecido al compás de los estíos de invierno y de sus brotes tempranos y flores que indicaban el comienzo del buen tiempo, cuando chopos u olmos aún dormían. Hemos crecido juntos. Me alegro de ello.

Nos ha acompañado en celebraciones alegres, en problemas íntimos, en estudios, en partidas, en risas y en llantos, discusiones y bromas, en siestas y en cenas, en noches de estrellas, en familia, en soledad, en herencias irremediables. Solo él sabe por dónde hemos pasado, con quien hemos estado, a quien hemos querido y a quien añorado y lo guarda en silencio. Me pregunta por quien hace tiempo que no ve, es guarda y vigía, y por eso estoy seguro que conoce su destino. Me gustaría tener la mitad de su fidelidad y su secreto, nos mira y nos cuida, y envejece. Es uno más de los nuestros, calla y a veces llora, siempre vigía.

Es sencillamente la señal, el signo, el emblema, compañero. Ha estado en su lugar, nunca ha abandonado.

Terminamos la temporada, septiembre, aún vestido con todas sus hojas, aunque soltando de vez en vez alguna, nos dice que pronto como todos los años, llegará el frío. Un año más, no importa nada más que estar aquí, una vez más, y nos miramos y preguntamos mutuamente, cuántas más.

Jardín en calma, ya todos se fueron. Nosotros despacio y con pereza, mientras escuchamos los dos cuartos del reloj, vamos recogiendo.
 
Hoy sí, hasta pronto compañero, prometo venir a verte este año cuando estés dormido, y en primavera, pregunta, ¿cuando despierte? seguro, contesto, ¡descuida!

Suenan de nuevo, en punto son, no las cuento, no sé la hora. Hasta pronto.

Entornando sus ojos

Entornando sus ojos

javiermontalvo - canon 40 D

 

Hoy parece que ella tiene la voz todavía más dulce que ayer, no puede ser de otra forma, la ausencia y el tiempo la moldea. En otros días que ya se escaparon, a él le gustaba su tono y necesitaba las palabras y sus gestos, sesenta años juntos, toda una vida de unión que sólo comprende enteramente ella.

Hoy, pequeña y débil, tan frágil que pareciera de cristal muy fino a punto de quebrarse, espera temerosa el final de su último capítulo que ya empezó a escribir, entornando sus ojos para volver a anotar con su voz, su ternura. 

22 de mayo.

TIEMPO PARA TENER TIEMPO

- Buenas tardes Dña.Matilde.

- Buenas tardes Adrián, que alegría, otra vez por aquí.

Cómo entender aquel rincón en penumbra donde parecía que aquella pareja viviera sin salir de allí, eran un elemento más de aquel viejo decorado, estarían desde el principio, tampoco sabemos qué edad contaban, si el mostrador de madera oscura mellada por el paso del tiempo era mayor que ellos, si el suelo de tarima que se queja en cada paso de zapatos, ya desencajada y las estanterías de madera repletas de libros y fascículos, estaban allí antes. En sus baldas no hay un hueco, todo está ocupado y cada volumen te invita a entrar y ojear.

No buscaba nada, atraído por el ambiente disfrutaba del olor a papel y madera, mientras me seguía preguntado por el origen de la tienda, instintivamente escogí uno.

- Me llevo éste, D.Fabián.

- “Tiempo para tener tiempo” ¡Muy buena elección, Adrián!

- Gracias. Adiós.

Entre sus hojas, como de costumbre la postal que regalaban siempre, en esta ocasión una foto en sepia de… ¡Oh! Dña.Matilde y D.Fabián tras el mostrador, con la misma dulce cara de hoy, con las mismas arrugas en la frente, la  misma edad (postal de 1921).

Relato finalista en Concurso de Microrrelatos LasdosCastillas.net 2016

Como el turrón

Como el turrón

 

En un soportal de la Plaza de Miguel de Cervantes de la universitaria ciudad madrileña, ha mucho tiempo que su despacho regía, una lotera de las de lápiz y cabeza para el cálculo y eterno humor para el resto, Aurora Montalvo de la Admistración Nº1 de Alcalá de Henares. Más de cuarenta años repartiendo ilusión y algunos millones, digo.

Ya desapareció el despacho hace tiempo, algunos años antes de su fallecimiento, recuerdo que el local ocupaba el hueco que dejaba la escalera en un viejo portal que hoy ha sido absorbido por el local vecino de un moderno negocio, una óptica o similar me ha parecido ver. No sé dónde estará ahora la número uno, pero la dos se encuentra a la vuelta, a la espalda del mismo edificio, y no he podido resistir la tentación de entrar. Ojeando los números de la cristalera del local también en un pequeño portal, he encontrado uno muy familiar, aquél que ella nos regalaba todos los años sin faltar, que ha quedado en la retina para siempre, una participación manuscrita de cien pesetas para el sorteo de navidad nominativa a cada uno de sus sobrinos, aún recuerdo sus trazos. Hoy lo llevo en mi bolsillo, un trece mil, no diré más para no gafarlo como es de ley, supongo porque ella nació en el 13 aunque nunca se lo pregunté, un número que como el turrón me sabe a navidad y a familia.

Desayuno

Desayuno

 

El ruido del tráfico y el paso de la gente envuelve aquel lugar, en frente un pequeño negocio de venta de pan precocido congelado y una taberna modernista de comida de diseño y desayunos.

Germán sale de la panadería con una barra en su bolsa de tela azul y blanca, y pide un café con leche en la taberna. Mientras sopla sobre el vaso, mira por encima de las gafas a través de la ventana, cómo abre la verja del local su esposa.

Es un hombre de mediana edad, con éxito en su negocio, podríamos decir aunque acomodado, luchador en su faena.

Un joven entra en el local, y se pregunta quién sería; nos esperábamos a nadie, – se dice, y no le da demasiada importancia mientras lee los titulares de la prensa del día. Tras este entretenimiento cotidiano y dar el último sorbo al café, cruza despistado la calle sin hacer caso al taxi que arranca despacio hacia él con dos pasajeros que acaban de subirse y entra en su despacho.

No hay nada ni nadie, diáfano y limpio, nada sobre su mesa de trabajo, ni su ordenador, los cajones vacíos y nada en las estanterías, solo quedan arrinconadas sus dos butacas para las visitas.

Tampoco su mujer ni el joven misterioso.

Microrrelato publicado en LasdosCastillas.net (30/05/2016)


Mi infancia son recuerdos

Mi infancia son recuerdos

javiermontalvo 2016 i-phone

 

Mi infancia son recuerdos de un patio de Sevilla,

y un huerto claro donde madura el limonero,...

Mi casa y mi colegio, en tierras de Castilla,

han pasado los años pero casi todo está como lo recuerdo.

Abriendo la ruta

Nos miramos, no había retorno y el dolor de los labios se amortiguaba con el gozo de alcanzar la cumbre. Íbamos marcando el sendero en el GPS, el hielo crujía a nuestro paso y la mirada se nublaba gélida.

Sobre la nieve glaciar, más dura, azul, bella y fría, César avanzaba a unos metros delante tirando con arresto de mí, que agonizaba mi alferecía perdiendo la realidad. Coronamos junto al ocaso. Mientras Europa y el contorno del Mediterráneo recuperaban mi aliento, remití un abrazo y nuestra ruta llorando por un regreso imposible desde la cima del Hecates Tholus.

Presentado al II Premio de Microrrelatos científicos de la Fundación AQUAE (16/12/2015).

En el ocaso

Sin embargo ahora, mientras alcanzaba con la mano aquellas reinetas amarillas, cubiertas de caramelo encarnado y brillante que portaba aquel arlequín inesperado, pensaba en aquellos tiempos y mirándose a los ojos vidriosos, se preguntaba cuando volverían a ver un tío vivo en marcha fuera del aquel edificio frío.

Mientras el almíbar endulzaba sus labios, como el amor y la compañía lo habían hecho antes con su vida, no le preocupaba que entre las paredes blancas del hospital no se adivinara ninguno, ni se escuchara su música. Aún restaba tiempo para disfrutar del recuerdo y la esperanza de una caricia. Seguro.

Microrrelato publicado en Las Dos Castillas (14/12/2015)